La recesión económica global que provocó esta pandemia ha desnudado las debilidades estructurales del modelo de desarrollo costarricense. Alta dependencia a la demanda externa, déficit fiscal estructural y la ausencia de un mercado doméstico robusto y consolidado. El distanciamiento social es una medida que nos exige hacer política pública no convencional ante la destrucción de cierta parte de la economía y la paralización de otra. No basta con “reactivar” la actividad como se hacía antes del distanciamiento social, ahora resulta necesario transformar y crear nuevas formas y actividades que logren reemplazar a sectores económicos que no recuperarán en varios años sus niveles anteriores a la pandemia de actividad y empleo.
El Instituto de Investigaciones en Ciencias económicas de la Universidad Costa Rica estima en el peor escenario una contracción de 5.8 % del PIB. El turismo sería la actividad más afectada, seguida por servicios de comida, servicios de cuidado personal y limpieza, y comercio. La contracción reduce las necesidades de mano de obra en un 24 % afectando a cerca de 400 mil trabajadores, ya sean despedidos o con jornada laboral reducida. También prevé un aumento de los niveles de pobreza que rondarían entre el 24 % y el 29 % de los hogares costarricenses. El Proyecto de Estudios Fiscales de la Universidad Nacional de Costa Rica pronostica una contracción del PIB en el peor escenario de 4.2 % y un déficit fiscal del 10, 2 % para el 2020, esto representa un costo fiscal de la pandemia por el COVID-19 de 4,3 puntos porcentuales del PIB. El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) estimó en el peor escenario posible para Costa Rica un déficit fiscal de 8.9 % y saldos de la deuda que rondan el 73 % del PIB. Esto debido a la contracción económica y una pérdida de productividad tributaria provocada por aumento de la evasión, exenciones y moratorias.
Las autoridades de Gobierno son más optimistas, el Banco Central de Costa Rica revisó sus proyecciones de crecimiento económico y estima una reducción del PIB de 3.6 % para el 2020, las exportaciones y el consumo son las variables que más explican la contracción. El consumo de los hogares se contraerá en 0.9 % y el consumo del Gobierno evitará una mayor contracción con un crecimiento del 1.2 %. El Ministerio de Hacienda estimó, con esta contracción del PIB, una caída en los ingresos de casi un billón de colones . Esto sumado a las medidas de política pública (bono proteger, transferencias a la salud, tope a los precios combustibles, utilización de superávits libres de instituciones autónomas y recortes presupuestarios) elevarán el déficit fiscal al 8.6 % y los niveles de deuda pública al 67 % del PIB. Las necesidades de financiamiento crecieron hasta el 12.4 del PIB % y hacienda financiará un 7 % del PIB con deuda externa. El 77 % de ese financiamiento externo será con organismos internacionales que impondrán condiciones a la política pública.
Las proyecciones en todos los escenarios, oficiales o académicos, advierten de una situación socioeconómica muy complicada. La contracción económica genera desempleo y pobreza, a su vez, la brecha de la desigualdad se incrementa. El impacto fiscal es serio y necesita soluciones estructurales. La profunda reducción de los ingresos tributarios y las mayores necesidades de financiamiento aumentan el déficit fiscal poniendo en jaque la sustentabilidad del nivel de deuda pública.
En este periodo de pandemia económica y en el corto plazo, la política pública debería ser una estrategia multidimensional enfocada en una reforma fiscal profunda. La política tributaria debe redistribuir las grandes riquezas acumuladas antes de la pandemia y otras que se aumentan durante este periodo de crisis . En los ingresos es necesario un impuesto solidario temporal a ganancias y patrimonios extraordinarios, eliminar privilegios fiscales a sectores no justificados, igualar la contribución al IVM del 15 % de utilidades antes de impuestos de todo el sector financiero, combate contra la evasión, elusión y contrabando en los impuestos al valor agregado, sobre la renta y aduaneros, gravar eficientemente el consumo de lujo y reducir la regresividad del IVA. En los gastos se debe modificar la regla fiscal a fin de evitar que las restricciones entorpezcan el desarrollo en tiempos de crisis. Sobre la deuda pública se deben renegociar las condiciones con organismos internacionales y con tenedores públicos y privados. La política monetaria debe financiar activamente la creación de actividad económica. Siguiendo a Agüero y Corrales (2020), el Banco Central con una estrategia de inyección temporal de liquidez debe combatir la destrucción económica que ha provocado el distanciamiento social. El artículo 2 de su ley Orgánica indica que debe “Promover el ordenado desarrollo de la economía costarricense. Al menos la política monetaria debería: 1) garantizar la liquidez de instituciones esenciales, 2) mantenimiento de los niveles consumo y empleo, 3) evitar la quiebra del sector productivo y comercial. Ante escenarios de inflación por debajo de la meta y una economía con la producción por debajo del potencial se justifica una medida de política monetaria expansiva. La política fiscal debe regular los mercados oligopólicos y monopólicos (financiero, comercial, medicamentos) que sangran el consumo interno de los costarricenses. Este mercado interno debe fortalecerse para reducir la dependencia externa en el empleo. Desarrollar nuevas actividades económicas como el cáñamo, el cannabis medicinal, la pesca de atún y la gestión de un plan de soberanía alimentaria.
La pandemia económica es una enfermedad que pone en cuidados intensivos la economía y las finanzas públicas de Costa Rica. La alta dependencia externa y el déficit estructural que se padecían antes del COVID-19 son serios factores de riesgo. Solo una terapia integral y enfocada en solucionar los grandes retos estructurales de nuestro modelo de desarrollo parece una alternativa viable. La ruta es una reforma fiscal profunda, desarrollo del mercado interno y política pública no convencional en tiempos de pandemia mundial.
Bibliografía
Aguero, E., & Corrales, L. (14 de Abril de 2020). Política monetaria no convencional en tiempos de pandemia. Obtenido de Delfino: https://delfino.cr/2020/04/politica-monetaria-no-convencional-en-tiempo…
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Conejo , C., & Cardoza, D. (2020). PIB y déficit fiscal en cuidados intensivos por covid-19. Heredia : Proyecto Estudios Fiscales, Escuela Economía UNA.
Cubero Brealey, R. (2020). Costa Rica ante la pandemia: coyuntura macroeconómica y proyecciones 2020-2021. San José.
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Mesa Técnica Sindical. (2018). Una reforma fiscal justa y solidaria para Costa Rica. Obtenido de Internacional de la Educación para America Latina: http://ei-ie-al.org/sites/default/files/docs/propuesta_tecnica_final_aj…
Ministerio Hacienda. (2020). Coronavirus. Una crisis sin precedente histórico. San José.
Robalino, J., Lucke, R., Oviedo, L., & Contreras , L. (2020). Estimación de los efectos de la COVID-19 sobre la economía costarricense. San José: Instituto Investigaciones Ciencias Economicas .