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| Panamá

Profesores panameños rechazan reformas constitucionales.

Profesores panameños marcharon pacíficamente el jueves en el centro de la capital sumándose a las persistentes protestas en rechazo a las reformas constitucionales que están en manos del Legislativo.

Los maestros de escuelas primarias y secundarias caminaron varios kilómetros hasta llegar a la presidencia mientras exclamaban frases en rechazo a los cambios que propone el mandatario Laurentino Cortizo para modificar la Constitución.

Cortizo se reunió con un grupo de dirigentes magisteriales luego de que la manifestación llegara a la presidencia.

“El pueblo está pidiendo que se retiren esas reformas y el presidente tiene una bonita oportunidad de sentar un precedente retirando esos cambios”, dijo el educador Fernando Abrego.

Los profesores se sumaron a las incesantes protestas de universitarios y trabajadores que ha tenido que enfrentar el gobierno de Cortizo, que asumió hace cuatro meses, y que piden que se retiren del debate en el Congreso una serie de reformas a la Constitución. Los manifestantes consideran que los cambios son remiendos excluyentes y discriminatorios.

“El pueblo está esperando que se convoque a una reforma originaria”, dijo por su parte el maestro Freddy Pinto. “Y estamos esperando que nos incluyan en esa mesa de discusión”, apunto.

Cortizo envió las reformas al Legislativo unicameral --dominado por su partido político-- poco después de asumir el 1 de julio. Sostiene que los cambios a la carta magna son una promesa de su campaña. Las reformas que se mantienen en el Legislativo fueron trabajadas desde hace años por una veintena de sectores agrupados en una llamada Concertación Nacional.

Según sus impulsores, el objetivo de las reformas, que incluyen casi un centenar de nuevos artículos en materia de educación, seguridad social, descentralización, asuntos indígenas y justicia, es lograr un mejor equilibrio entre los poderes del Estado al considerar que la actual carta magna que data de 1972, en el periodo bajo control militar, es demasiado presidencialista.