Revisión de educar, no lucrar

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El simplismo del análisis sobre desigualdad en los negocios de educación virtual.

Currículo educativo en torno a las “habilidades del siglo XXI” y negocios de educación virtual

El discurso sobre las competencias emergentes (alfabetización digital, segundo idioma) y las habilidades blandas (innovación, liderazgo, resolución de problemas) se ha instalado en los Ministerios de Educación y muchas alianzas Público Privadas en materia de contenido educativo se basan en la atención de estas competencias y habilidades. También se ha robustecido la narrativa sobre cómo la deserción escolar se debe a la falta de interés de la juventud en los contenidos educativos (BID, 2017)y de cómo la innovación tecnológica puede ser la herramienta para generar un interés renovado en la educación por parte de las y los estudiantes.

Esta elaboración se completa con la propuesta de que a través de la tecnología se construyen espacios de aprendizaje más adecuados, más interactivos y más cercanos a la realidad de las y los estudiantes (INTEL, 2017). Así, las empresas en tecnología se han hecho de un paquete de argumentos sobre educación  que van desde la inclusión, la cobertura y el cierre de las brechas sociales y de género.

Negocios de la educación digital: pomada canaria a las brechas de inclusión

Apoyados en esta narrativa, que es también ahora propia de los Ministerio de Educación, transnacionales tecnológicas y de telecomunicaciones con presencia en la región (IBM con el programa para escuelas y colegios Reading Companion, INTEL, Telefónica), transnacionales financieras como BAC y Banco Santander han establecido Alianzas con Ministerios de Educación para desarrollar programas de informática, emprendedurismo, finanzas en los centros educativos.

El Reporte de Competitividad WEF y el Informe Desarrollar las habilidades Correctas de la OCDE y el Grupo ManPower alinenian las necesidades educativas para que los países sean competitivos y para que la población juvenil pueda salir del desempleo. La mención a la formación técnica y habilidades para el empleo, es además el eje de la Meta 4 del ODS4 sobre Educación.

Los documentos establecen herramientas en matemática, innovación, herramientas digitales y resolución de problemas como las necesidades prioritarias. Si una política educativa se propone reducir las brechas sociales desde un paquete curricular enfocado en estas habilidades, están dejando de lado problemas estructurales más complejos, pues el desempleo en la región no se limita a que las y los jóvenes no tengan herramientas en matemática o en informática, sino que tiene que ver con estructuras productivas diseñadas para la exclusión.

Los negocios de la educación digital se presentan a sí mismos como la respuesta para cerrar de una vez por todas las brechas de acceso. Es decir, se reduce una problemática estructural de un vaciamiento de la política educativa pública a la distribución de programas de conectividad y aulas virtuales.

En países como República Dominicana y Uruguay, programas como One Lap Top per Child del BID ya demostraron el fracaso de estas visiones tan simplistas. No obstante, las plataformas de educación virtual se siguen promocionando como la mejor opción para cumplir los reto de la cobertura y el acceso está planteado en la Agenda 2030 el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, en la meta 1 de este objetivo.