Estrategias buscan promover la creación de contenidos en lenguas nativas.
Con el argumento de que la vida de una lengua está en su uso, colectivos indígenas en Latinoamérica buscan que sus tradiciones, dialectos y formas de ver el mundo estén presentes en internet y sigan vigentes a través de las generaciones.
Cosas como leer una noticia, compartir una publicación en redes sociales o encontrar resultados de búsqueda en i’Tének, Wayuunaiki, Ki'iche' o Kichwa pueden resultar una tarea titánica.
Este año, la asamblea general de las Naciones Unidas declaró el 2019 como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas. Con ello, el impulso internacional ha incrementado y estrategias como el Festival Latinoamericano de Lenguas Indígenas en Internet (Fllii) son posibles.
El festival, que reunió este fin de semana a más de 250 hablantes de lenguas originarias y 45 comunicadores indígenas de la región en Ciudad de Guatemala, busca unir el mundo de los nativos digitales con el de sus antepasados. Allí el rol de la red es el de la democratización del conocimiento y el de la promoción de los idiomas.
Los organizadores consideran que, para crear una nueva generación de hablantes, es necesario poner a su alcance contenidos en sus propias lenguas. Pero entre las principales conclusiones del Fllii se encuentra el hecho de que no basta con tener un par de portales que expongan, a forma de recordatorio, la existencia de un idioma. El fortalecimiento de las lenguas indígenas requiere de una mayor presencia en las plataformas, aplicaciones y herramientas digitales.
Es fundamental que las lenguas estén en internet
Conectando generaciones
El discurso de los colectivos profundiza en lo que consideran es el "presente y futuro de las lenguas indígenas en internet". Algunos ven a internet como una "herramienta digital para el rescate de las lenguas originarias que han sido dominadas por la hegemonía de 500 años del español".
La necesidad de una mayor presencia se estrella con cosas tan sencillas como la falta de símbolos en un teclado o el autocorrector automático de algunos dispositivos. Obstáculos que dejan ver la falta de comunicación que apremia a las comunidades y el desconocimiento generalizado de la industria.
Según la activista Tawääk Díaz-Robles, del estado mexicano de Oaxaca, quien además hace parte del colectivo Colmix, que investiga y promociona el mixe, las comunidades son "conscientes de las limitaciones tecnológicas", pero se declaran optimistas y creen que "sí hay futuro digital" para las lenguas.
Los especialistas señalan que algunos héroes de la conservación lingüística, personas mayores en su mayoría, se han encargado de guardar la identidad y la tradición de lenguas en peligro de extinción, que se encuentran en abandono. Tawääk advirtió que dichos personajes son sobrevivientes de un sistema estructural de "exclusión, racismo e inacción del Estado, responsable de su estado de pobreza en el que están".
Así mismo, dado que "es fundamental que las lenguas estén en internet", la ausencia de redes de telecomunicaciones se percibe como "la forma de explicar la imposición lingüística".
El origen del Festival está atado a la ruptura de un paradigma. Según explicó Lucía Bethancourt, una de las organizadoras de la reunión, aunque existen muchos esfuerzos académicos para hacer estudios lingüísticos de las lenguas indígenas, no se han desarrollado suficientes espacios para que los mayaparlantes o hablantes de lenguas nativas puedan conversar fluidamente a través de internet.
El Fllii inició primero como un pequeño encuentro en Guatemala, donde se hablan 25 lenguas originarias. Para este año, con el apoyo de la Unesco, el Centro Cultural de España, la estrategia Global Voices y la Deutsche Welle Akademie, entre otros, lograron hacer una convocatoria regional.
Trabajos colombianos
En el país existen otras iniciativas buscan acercar a las comunidades a través de la tecnología.
Un ejemplo es En Mi Idioma, un proyecto creado en 2005 por Colnodo, una ONG colombiana que trabaja en iniciativas de internet para el desarrollo, que fue apoyado por la UNESCO y que en 2013 ganó el premio a la Diversidad e Identidad Cultural de la Cumbre de la Sociedad de la Información.
En Mi Idioma se compone de un portal web con recursos educativos que pueden usarse en las escuelas e instituciones educativas donde hay procesos de educación intercultural bilingue. El proyecto, que trabajó con comunidades indígenas y afro en Colombia, cree que las TIC, las narrativas y formatos que propone, son una alternativa para acercar a los jóvenes, más occidentalizados y urbanizados, a las tradiciones de sus propias comunidades.
Este año, el portal está siendo rediseñado pues, según Julián Casasbuenas, director de Colnodo, buscan que los recursos ahora puedan verse con estándares de accesibilidad y en formato responsivo, mejorando la experiencia de usuario. Entre las comunidades participantes se encuentran indígenas Nasa, Misaq, Embera en Antioquia, Wayuu en La Guarira, Motilón Barí en Norte de Santander, Quichua en Bogotá y habitantes de San Basilio de Palenque, que desarrollaron contenidos en lengua criolla Bantú, una de las únicas dos lenguas afro en Colombia.
Según Olga Paz, coordinadora de proyectos de apropiación en Colnodo, no solo se trata de la disposición de un contenido. "Necesitábamos crear capacidades en las comunidades para poder desarrollar esos contenidos, videos, audios, infografías. Llegamos con capacitaciones para que fueran los mismos actores los que generaran contenidos en su lengua".
Como lo expresaron los colectivos en Guatemala, estar en internet "compartiendo proyectos y experiencias" en sus propios idiomas es "una esperanza".
Ante la pregunta "¿qué significa que su lengua esté en internet?", los cientos de participantes en el evento expusieron en las paredes consideraciones como 'amülepe taiñ dugün', que traduce que sigamos alcanzando nuestra lengua, en mapuche, o 'janila yikikot', que traduce muy contenta en kaqchikel. Dando paso a los sentimientos de 'sahil ch’olejil', felicidad en q’iche’, o de 'kikotemal', alegría, en tzutujil.