Diario La Crónica (9/7/2014) Los pequeños escriben en el teclado lo que el juego les ha solicitado: “Nu tata pixi kimi…”, ellos dicen que “el papá fue mordido por una serpiente” en respuesta a lo que requiere la historia en la que están inmersos a través de un programa de computadora.
Hay otros programas con más juegos en mazahua, donde aprenden los diversos tipos de hongos que pueden abundar en su comunidad, ampliar su vocabulario o simplemente donde crean historias, situaciones y personajes conforme ésta avanza.
“Hace tres años, antes de que empleáramos estos materiales, en nuestra comunidad estaba por perderse nuestra lengua entre los niños”, señala Matilde Hernández, profesora de Zitácuaro, Michoacán. “Ahora hablan y cantan en mazahua como si eso nunca hubiera pasado”.
Este software fue creado por el Laboratorio de Lengua y Cultura Víctor Franco (LLCVF) del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y el departamento de Ciencias Computacionales del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), ambos centros de investigación del Conacyt.
Fue creado por los investigadores como una herramienta para contrarrestar el rezago educativo en poblaciones indígenas –que si bien es multifactorial, se debe en buena medida a la falta de contenidos apropiados— y emplear las tecnologías de la información para que los niños aprendan de manera lúdica temas del plan de estudios, el reforzamiento de su lengua materna y su cultura.
“Este software —dividido en tres metodologías para tres conjuntos distintos de aplicaciones— está realizado por investigadores comprometidos y con experiencia con grupos indígena”, señala la doctora Frida Villavicencio, coordinadora del laboratorio de lenguas LLCVF, durante la presentación en sus instalaciones al sur de la ciudad. “Debemos impactar en los niños, ofrecerles mejores metodologías para aprender su lengua materna, así como para aprender el español, así como apoyar su educación básica de manera lúdica”.
LENGUAS. Guillermina Ramírez trabaja en uno de los albergues escolares de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en la región cercana a Atlacomulco, donde se habla mazahua del Estado de México. Me explica cómo a través de este tipo de centros se brinda este tipo de plataformas tecnológicas a comunidades de la zona.
Los niños prueban y juegan con las computadoras, al lado de nosotros la maestra Matilde supervisa a sus pequeñas que hacen lo propio. Ambas plataformas están en lengua mazahua aunque hay variaciones regionales.
Sin embargo, la profesora nos señala que los pequeños junto a nosotros que hablan el mazahua del Edomex han entendido bien la plataforma sin mucha supervisión. Ellos siguen mientras nosotros deliberamos.
Y es que el software diseñado por los investigadores abarcan casi la totalidad de las familias lingüísticas de nuestro país (11), lo que facilita que no obstante la región los niños puedan emplear el programa. La tecnología comprende así lenguas como seri, mazahua, purépecha, hñahñu, chinanteco, amuzgo, náhualt de Puebla, tzeltal, ch’ol, tzotzil, ngiva, mixteco, mixe, zapoteco y chatino, entre otros.
Villavicencio, artífice del proyecto, explica además que este tipo de programas informáticos no son traducciones del español, sino desarrollados a partir de las mismas lenguas y en conjunto con los propios hablantes. La especialista refiere que trabajarán contenidos para más lenguas conforme cuenten con el presupuesto necesario, en tanto que los prototipos existentes ya están a disposición de la Secretaría de Educación Pública. A su vez, trabajan con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) para realizar software adaptado a otros dialectos, como el chinanteco, considerado de los más complicados en Mesoamérica.
De acuerdo con el Inali, la principal razón por la que las lenguas indígenas desaparecen o son susceptibles a hacerlo es porque cada vez menos niños y jóvenes las hablan. “Necesitamos niños bilingües —y por qué no, que sepan otros idiomas— solo así podremos preservar sus lenguas”, dice la especialista.