Los sindicatos de la educación uruguaya construyeron una campaña que podría considerarse un ejemplo en la lucha contra la privatización y el comercio educativo, pues expuso un proceso privatizador que parecía oculto. En el marco del encuentro "Educar, No Lucrar" de la Internacional de la Educación, José Olivera (FeNaPes) y Elbia Pereira (FUM-Tep) expusieron cómo fue el proceso de la campaña. Conversamos sobre esto con ellos. Este es un resumen de sus respuestas.
¿Cuál fue el punto de partida? ¿Qué les hizo decir "necesitamos establecer una estrategia contra la privatización educativa"?
José Olivera (JO): Fue el ataque a la educación pública desde sectores vinculados a intereses empresariales, corporativos, que construyen una idea de que lo privado es mejor que lo público, por lo que deben crearse condiciones para que el sector privado provea lo que ellos llaman "el servicio educativo". Otro punto es el ataque a organizaciones sindicales y a educadores, señalados como culpables del fracaso en las dudosas pruebas PISA.
¿Qué función cumplió la investigación como un eje de este proceso de campaña?
Elbia Pereira (EP): Fue la puerta de ingreso a hacer visible aspectos sobre una privatización que no era completamente evidente o clara. Pero lo que encontramos en la investigación lanzaba señales de alerta y decía que se ubicaba "latente", por lo que debíamos lanzar la campaña desde ese lugar.
¿Cuáles eran los puntos clave que detectaron que tenían que trabajar? ¿Cuáles eran las principales acciones a ejecutar?
JO: Teníamos que contrarrestar esta idea de que la educación es únicamente un tema de "expertos", supuestamente "apolíticos" que niegan la participación de las organizaciones sindicales en el debate. También había que contrarrestar ese discurso de que lo privado es mejor que lo público. Había que "correr el velo" de un proceso subterráneo de privatización que estaba latente. Y además, en lo legal, teníamos que atacar una iniciativa de reforma que direccionaba fondos públicos a subvencionar la oferta educativa privada.
Sus organizaciones comprendieron que era necesario generar un frente articulado con el sector del campo popular. El asunto, que no es menor, es que efectivamente lograron esa articulación. ¿Qué se requirió para conseguir esto?
EP: Un elemento clave es que todas las organizaciones estamos agrupadas bajo una única central sindical. Esto hace que se enriquezca el trabajo y nos permite llegar con más facilidad a las organizaciones del campo popular, y después al conjunto de la sociedad. Cuando se descubrió el proceso latente de privatización, se "corrió el velo" para todas las organizaciones del campo popular, más allá de las de la educación. Así se logró la articulación.
Esta es una lucha que hay que darla en el terreno de los medios de prensa, que muchas veces para los sectores democrático-populares es casi un "terreno minado". ¿Cómo describirían la estrategia empleada para lograr mayor efectividad en el espacio mediático?
JO: Creo que hay una mezcla de factores. Hicimos una campaña sistemática, pensada, organizada y estratégica... no una ocurrencia de un día. Combinamos incidencia en medios masivos, ubicados en la capital, con medios ubicados en las diferentes zonas rurales. Además, utilizamos métodos históricos de propaganda y lucha del campo democrático-popular (pegatinas, pintadas de murales, manifestaciones, etc.), junto a las redes sociales (donde faltan cosas por explotar y aún hay mucho potencial). Y tomamos decisiones no solo políticas sino técnicas, con el criterio que nos aportó un equipo de la Central de Trabajadores.
EP: Podemos ser organizaciones "grandes" en términos del número de personas afiliadas, pero no en términos del financiamiento económico. Entonces tenés que buscar elementos o canales que te hagan llegar a otros, escuchando a otros. Conforme avanzó la campaña fuimos aprendiendo esto y muchas otras cosas, de las experiencias buscamos mejorar.
Por último, ¿cuáles son los principales retos para la campaña en este momento, qué queda de camino a seguir?
JO: Hay una última gran tarea: incidir en las próximas elecciones. Uruguay es ahora una especie de excepción en la región: estamos rodeados de gobiernos de derecha, privatizadores, golpistas... y en Uruguay eso no sucede. Pero la siguiente elección es un debate entre dos modelos de estado. Queremos incidir con propuestas propias, desnudando las contradicciones de los programas de la derecha, y mejorando los programas de los partidos de la izquierda. No le diremos a la gente por quién votar, pero sí les tenemos que decir qué implica una cosa o la otra para la educación.
FENAPES y FUM-TEP son organizazciones afiliadas a la Internacional de la Educación América Latina.