Nuevo ministro propondrá al Consejo Superior de Educación que las pruebas nacionales sean de 'certificación y diagnóstico'.
Las pruebas de bachillerato que aplica el MEP en la actualidad están relacionadas con los viejos programas de estudio que tenían un enfoque memorístico y por contenidos, y no en los actuales que se centran en el desarrollo de habilidades con énfasis en la resolución de problemas y el desarrollo de un pensamiento crítico.
Es por esto que el Ministerio de Educación Pública (MEP) está obligado a cambiar las pruebas nacionales para que respondan a la transformación curricular fundamentada en la política “Educar para una nueva ciudadanía”, aprobada por el Consejo Superior de Educación en diciembre del 2016.
La propuesta que el ministro de Educación Édgar Mora va a presentar al Consejo Superior de Educación (CSE) es que las pruebas nacionales sean "de certificación y diagnóstico".
"La prueba será un requisito, pero no un obstáculo para graduarse y obtener el título", manifestó Mora.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propuso al MEP reformar el examen de bachillerato para que esté alienado con los nuevos programas de estudio. El planteamiento de la OCDE es que esta prueba reconozca las debilidades y fortalezas de cada estudiante y que no todos por igual tengan que someterse a la misma prueba, ya que esto contribuye al rezago de los alumnos más desfavorecidos.
En el 2017, 40.892 estudiantes hicieron las pruebas de bachillerato. De esos, 28.693 obtuvieron su título de bachiller en Educación Media; 12.199 quedaron rezagados por deber alguna materia.
La prueba de Matemáticas es la que más rezago genera, cerca del 30% de los alumnos no pasa. En las demás materias es alrededor del 10%.
¿En qué consiste la propuesta del ministro?
La prueba certificará al alumno de acuerdo a las habilidades que adquirió durante sus años de estudio; le permitirá al estudiante identificar sus áreas de pensamiento más fuertes como, por ejemplo, el razonamiento lógico o la comprensión de lectura.
"Estudios demuestran que todos tenemos habilidades diferentes; sin embargo, el sistema actualmente mide a todos por igual. La nueva prueba le permitirá al estudiante identificar sus áreas de pensamiento más fuertes, e incluso le servirá como una orientación vocacional", indicó Mora.
De acuerdo con el ministro, las certificaciones obtenidas le servirán al alumno como enlace para ingresar al mundo académico y laboral, convirtiéndose en un "incentivo", un valor agregado para el estudiante, pues no solo habrá concluido la Educación Diversificada, sino que, además, tendrá las certificaciones que hagan constar su nivel de dominio en las distintas áreas.
Actualmente, según el MEP, el estudiante supera la prueba de bachillerato con cualquier calificación mayor a 70. Representa lo mismo para la persona obtener un 70 o un 90, no hay distinción para quienes sacan una mejor calificación, pues no se da mayor significado a los puntajes obtenidos en la prueba.
"Con la nueva prueba, se indicarán los niveles de desempeño del estudiante, esto será un insumo para la sociedad, al brindar información acerca de las habilidades desarrolladas por el estudiante, para acceder a más y mejores oportunidades de estudio, becas, o empleos. Esto se convierte en un estímulo positivo para los estudiantes, al proponerse sacar los mejores resultados posibles. Incluso un estudiante que quiere mejorar su promedio, puede volver a presentar las pruebas", manifestó el jerarca.
Diagnóstico del sistema educativo
Para el ministro "es más importante que el centro educativo mejore, antes que castigar a la persona. Mora propone que se debe poner la carga evaluativa en el colegio para ir a ayudar a los centros que más tienen problemas de rendimiento.
La prueba no solo será de certificación de las habilidades del alumno, los resultados obtenidos darán evidencias e insumos con respecto al desempeño de cada centro educativo y del sistema en general.
Mora añadió que esto permitirá la implementación de planes para la mejora de cada institución educativa, el desarrollo de procesos de capacitación, establecimiento de redes de apoyo entre los distintos colegios, las cuales tendrán como eje el trabajo colaborativo y la difusión de experiencias exitosas.
¿Cuáles serán los requisitos para hacer esta prueba?
El alumno deberá haber aprobado todas las materias de quinto año (académicos) o sexto año (técnicos) para hacer el examen. Independientemente del resultado de este, el estudiante podrá obtener el certificado de conclusión de estudios de la Educación Diversificada, y poder continuar a la educación superior u optar por los puestos que requieran haber completado este nivel educativo.
Si el estudiante se encuentra aplazado en alguna asignatura del último año de secundaria, deberá presentar las pruebas de ampliación hasta que logre su aprobación, y será en este momento en que realizará las pruebas de certificación y obtendrá su título.
El ministro explicó que está "en veremos" si propone que la prueba se haga de manera digital o en físico, ya que aún hay mucha brecha digital.
El costo actual de las pruebas nacionales para el país también es algo que se está analizando.
En la impresión de cuadernillos de pruebas, pago de hojas lectoras para respuestas y lectura de las mismas; en el pago de calificadores de la prueba de composición y ortografía y otros costos, el MEP gasta ¢1.000 millones.
Características que tendría la prueba
Respondería a los nuevos programas de estudio
Certificaría las habilidades del estudiante
Es obligatoria
No es punitiva; su resultado no es vinculante para graduarse
Se puede repetir en caso de que el alumno quiera obtener un mejor resultado
Ofrecerá información respecto al desempeño de cada centro educativo y del sistema en general.
¿Por qué un alumno se prepararía para un examen cuyo resultado no es vinculante?
El ministro de Educación explicó que para ello son necesarios los "incentivos positivos" que buscan que el alumno desee salir bien en esa prueba y aplicar los conocimientos adquiridos.
Por ejemplo, Mora explicó que los resultados podrán ser utilizados por futuros empleadores o centros de estudio para su proceso de contratación, admisión y beca.
También indicó que le servirán al alumno para su orientación vocacional, ya que al agrupar los resultados por habilidades les brinda una noción clara de los espacios en los que puede desarrollarse de mejor manera en lo académico o laboral.
La propuesta de renovación del bachillerato debe ser sometida a revisión y valoración del Consejo Superior de Educación. Queda en manos de ellos.
Si la propuesta es aprobada por el CSE, el MEP definirá un plan de transición para ser implementada, contemplando las distintas modalidades y contextos del sistema educativo costarricense.
Para Leonardo Garnier, exministro de Educación e integrante del CSE, la presión a los estudiantes de la prueba actual de bachillerato es importante para garantizar esfuerzo en los últimos años de secundaria.
"En Matemática, el porcentaje que fracasa es el 30%. Uno debiera preguntarse si Matemática debería tener el mismo nivel de exigencia que las otras materias cuyo fracaso es de cerca del 10%. Me parece que el 30% de fracaso en Matemáticas es muy alto y eso no se le puede achacar a los estudiantes; no está bien castigar a los alumnos por los problemas del sistema", explicó Garnier quien prefirió no referirse a la propuesta del ministro Mora, hasta conocerla.
La Nación llamó a la exministra de Educación, Sonia Marta Mora, para conocer su opinión, pero no contestó las llamadas y mensajes dejados en su número celular.
El año pasado, el Consejo Superior de Educación aprobó una reforma al Reglamento de Evaluación de Aprendizajes para que, a partir del 2018, los colegiales puedan presentar las pruebas de bachillerato en las asignaturas que sí pasaron.